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¿Por qué está indicada la Terapia Cráneosacra y Miofascial en niños y bebés?
La Terapia cráneosacra y miofascial es una herramienta fundamental desde el momento en que aceptamos que el parto en sí es un traumatismo para el bebé, ya que cada una de las contracciones uterinas comprime su cabecita, la cual en muchas ocasiones está mal encajada o en mala posición debido a:
- Falta de dilatación materna.
- Una desproporción entre la cabecita del bebé y la pelvis de la madre.
- Un enrollamiento del cordón umbilical que le impide descender por el útero.
- El bebé no hace la rotación adecuada al llegar al suelo de la pelvis.
A estas dificultades que el bebé tiene que ir superando, se añade la tracción mas o menos brusca que tiene que realizar el médico o la matrona, la administración de agentes químicos que le producen estrés, los instrumentos tipo fórceps o ventosas, y/o la intervención de una cesárea.
Es aquí donde la Terapia cráneosacra y miofascial cobra una primordial relevancia.
Como el tejido que recubre la cabeza: meninges, suturas y pares craneales es fascial, el bebé nace con grandes restricciones y adherencias que le pueden producir diferentes secuelas y/o lesiones.
Indicaciones
La terapia cráneosacra y miofascial está indicada tanto para bebés recién nacidos como para niños:
BEBES
Que hayan nacido mediante:
- Fórceps o ventosas.
- Enrollamiento cordón umbilical.
- Cesáreas (para integrar ciertos reflejos primitivos).
- Partos rápidos y explosivos.
- Partos largos y/o complicados.
Bebés que presenten:
- Cólico del lactante, intranquilidad, o llanto excesivo.
- Deformidades craneales (plagiocefalia, otras deformidades).
- Alteraciones del sueño, y-o nerviosismo.
- Reflujo por atrapamiento del X par craneal (nervio vago).
- Dificultades de lactancia: agarre, succión, deglución, atragantamientos, postura (suelen tener preferencia por un pecho).
NIÑOS
Además de todo lo anterior, que puede ocasionar que no haya una buena integración de los reflejos y que se haya organizado con dificultad su construcción psico-motora:
- Otitits de repetición.
- Escoliosis.
- Hiperactividad y/o déficit de atención.
- Estrabismos.
- Problemas respiratorios y de alergias.
- Problemas digestivos.
- Reprogramación sensorio-motora en:
- Problemas de atención.
- Retrasos en el aprendizaje.
- disfunción en la motricidad gruesa o fina.
- Lateralidad dificultosa.